El Ministerio de la Soledad
Artículo invitadoInternacionalPolíticaTemas socialesTrending RealPolitik Publicado elmayo 11, 2021
Cómo Japón le está plantando cara a este mal contemporáneo
Jonay Brito, redactor invitado de Volt España
El pasado 12 de febrero, el primer ministro japonés Yoshihide Suga anunció la creación de un nuevo Ministerio de la Soledad para combatir un problema que solo el año pasado acabó con la vida de cerca de 20.000 personas, el doble que el coronavirus.
La sociedad japonesa se ve a sí misma como un todo, un conjunto donde llamar la atención puede llegar a estar muy mal visto. El suicidio (jisatsu en japonés) se ha convertido en una gran cuestión social a escala nacional. Para hacernos una idea: latasa de suicidios en Japón es de 16,2 por cada 100.000 habitantes, muy por encima de la media mundial, situada en 9,47.
Tradicionalmente, el perfil japonés de persona que decide acabar con su vida ha sido el de un hombre de unos 40 años de edad. La sociedad suele poner la responsabilidad de sustentar a la familia en los patriarcas, quienes se llegan a ver obligados a afrontar durísimas jornadas laborales, sin tomar vacaciones o baja por enfermedad. Esta situación se ha visto agravada por la pandemia, ya que muchos han perdido su fuente principal de ingresos.
Así, muchos prefieren acabar con su vida antes que deshonrar a su familia por no haber cumplido las altas expectativas puestas sobre ellos. Hay que tener en cuenta que una gran mayoría de los japoneses tiene expectativas de permanecer toda la vida en un mismo trabajo y casados con la misma persona; cualquier alteración de esta visión de futuro podría generar una sensación de fracaso irremediable. La fatiga por trabajar demasiadas horas y la depresión vinculada al trabajo fueron las causas más comunes de suicidio entre los hombres asalariados de mediana edad en el país del Sol naciente.
Desde 2009, los datos mostraban una tendencia decreciente en el número total de suicidios. Pero en el año 2020 se revirtió, con un incremento del 3,7%. El grupo de edad que más aumentó fue el de los 20 a 30 años y cobra especial importancia elaumento entre menores de edad.
El gobierno del Partido Liberal Democrático de Japón, al percatarse de este problema, decidió hacerle frente y anunció la creación del Ministerio de la Soledad. Estará liderado por Tetsushi Sakamoto, un político con experiencia en el problema de la baja natalidad y de la revitalización de áreas poco desarrolladas. Este nuevo ministerio trabajará conjuntamente con Sanidad y recopilará información para redactar un informe preliminar lo antes posible y así trazar una nueva estrategia nacional.
Según los expertos, el primer desafío que va a tener el gobierno japonés es entender dónde está el límite entre la soledad positiva y la soledad negativa o «problemática». La primera se da de forma natural en el ser humano. Todos necesitamos momentos de soledad para vivir la vida a nuestra manera, para hacer introspección, para pensar en nosotros y en los nuestros, y poder averiguar quiénes somos y hacia dónde vamos. La soledad se transforma en negativa o problemática cuando inconsciente y progresivamente nos vamos aislando de los demás.
Por otra parte, cabe destacar que esta problemática afecta de forma distinta dependiendo del grupo de edad. Por ejemplo, las personas mayores, al jubilarse, suelen encontrarse en una situación donde carecen de relaciones personales. Se han pasado toda su vida de la casa a su centro de trabajo, y viceversa. Muchos de ellos no tienen a quien recurrir en caso de urgencia o necesidad. Además, la falta de oportunidades en las áreas rurales provoca que muchos jóvenes migren hacia las grandes ciudades, dejando a las personas mayores solas.
Asimismo, con el confinamiento llegaron los despidos, que afectaron enormemente a los jóvenes menores de 30 años. Muchos de ellos tienen trabajos a media jornada en la hostelería para costearse la universidad, la cual es de pago en Japón. Ante la imposibilidad de encontrar un nuevo empleo o acceder a unos estudios que les garantice nun trabajo mejor, muchos jóvenes se han visto abocados al abismo.
Las mujeres llaman especialmente la atención, ya que en los últimos doce meses un 15% más ha decidido acabar con su vida, en relación con los últimos once años. Aún no se saben las causas con exactitud, pero se especula que el confinamiento ha llevado a un aumento de la violencia doméstica, lo que también podría desencadenar en el suicidio. Otra posible causa es la disparidad en el trabajo, ya que las mujeres japonesas cuentan con empleos más irregulares en comparación con los hombres, lo que las ha dejado mucho más desprotegidas ante la crisis de la COVID-19.
La salud preventiva debería ser una prioridad en todo el mundo
Cabe destacar que Japón no es el único país que ha registrado esta tendencia. Reino Unido fue el primero anunciar una estrategia contra la soledad en 2018, tras la publicación de un informe que revelaba que más de nueve millones de personas se sentían solas “siempre” o “muy a menudo”. En nuestro país, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el suicidio se mantuvo como la primera causa de muerte externa durante los cinco primeros meses de 2020, durante los cuales se registraron más de 1.300 fallecimientos.
El enfoque en la salud preventiva debería ser una prioridad para todos los sistemas sanitarios del mundo. Es en esa prevención donde existe un gran margen de mejora por parte de los gobiernos. Tal como se ha expuesto, no hablamos solamente del medio ambiente o del estilo de vida propio, sino que es un problema mucho más amplio que atañe a las motivaciones y a la calidad de vida en todos los aspectos. Sin duda, se trata de un reto que ahora mismo se presenta mayoritariamente en Japón, pero que podría propagarse rápidamente a otras sociedades.
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